-¿De dónde vino la inspiración para escribir este libro?
Recuerdo perfectamente el día. No me sentía bien y deseaba evadirme de todo. Buscaba una forma de huir de la realidad. La idea de vivir en la mente me pareció muy atractiva y así empezó esta aventura.
¿Planificas las historias al detalle antes de escribirlas o las dejas surgir
sobre la marcha?
El
proceso de escritura de esta novela ha sido largo. Las piezas tenían que acabar
encajando y eso no salió a la primera. Es una novela compleja. Todo se tiene
que fundir sin costuras. El manuscrito ha sufrido muchas transformaciones.
¿Cuánto dura tu proceso de documentación?
Mucho
tiempo. Cada personaje tiene su historia. Anoto todas sus características.
Además, también me gusta saber el pasado, presente y futuro de cada personaje.
Eso me ayuda para saber cómo deben ser sus reacciones. Tengo tanta
documentación que podría hacer un libro de cada uno de ellos.
¿Has cambiado algún final después de escribirlo?
Lo cierto es que me costó mucho encontrar el final de Belleza y náusea. Ahora ya sé que no podría tener otro final, pero durante un tiempo tuve muchas dudas. Tengo que reconocer que alcanzar un final emocionalmente satisfactorio me parece muy difícil.
¿Podrías contar a los lectores quién se esconde tras la autora?
Desde
pequeña he sido una apasionada de los libros. Las historias románticas siempre
me han gustado. Sobre todo, las historias trágicas. Recuerdo que el primer
libro que más me impresionó fue Las penas
del joven Werther de Goethe. Estuve mucho tiempo obsesionada con el
protagonista. Cuando era adolescente me atraían mucho los novelistas del
movimiento romántico. Ahora leo un poco de todo. Escribo muchas cosas a mano y
también me gusta usar una máquina de escribir moderna. Escribir para mí es
adentrarme en un mundo nuevo y fascinante. Me gusta sumergirme en las
profundidades de los personajes. La realidad ficticia ilumina mi realidad
verdadera. Además, me apasiona viajar. Un vagón de tren, un cuaderno de notas y
un libro; esa es mi imagen mental favorita.
¿Podrías compartir con nosotros alguna anécdota relacionada con la época en
la que escribías tu primera novela?
Belleza y náusea es mi primera novela. Tengo escrito otro libro, una distopía, pero ese no lo he publicado. Prefiero guardármelo para mí. Fue como una especie de experimento y no me sentiría a gusto defendiéndolo. Una anécdota curiosa es que mi sobrino acabó llamándose Enzo, igual que el protagonista de mi novela.
¿Que autores son los que te han inspirado a escribir?
Los
autores japoneses, sin duda. Los colecciono. Muchos de estos escritores
retratan almas que sufren. Personajes caídos en desgracia. Simpatizo mucho con
este tipo de personajes. Mori Ōgai, Osamu Dazai, Tanikazi Junichiro, Banana
Yoshimoto, Haruki Murakami, Ray Murakami.
¿Tienes pensado escribir otro libro?
Estoy
a punto de acabar mi siguiente libro. Es también una novela psicológica. Me
interesan sobre todo los conflictos familiares. Los personajes que desean
olvidarse de sus problemas y escapar de la realidad. Emociones intensas,
dolorosas. Los demonios internos.
¿Cómo fue el proceso de publicar?
Considero
que tuve mucha suerte. Vi en un tuit que la editorial Niña Loba Editorial había
abierto el proceso de recepción de manuscritos. Lo envié y al poco contactaron
conmigo. El proceso de publicación ha sido maravilloso. En esta editorial aman
los libros. Solo puedo decir cosas buenas sobre ellos. Les estoy muy agradecida
por apostar por mi primera novela.
¿Qué les dirías a esas personas que sueñan con escribir un libro?
¡De repente los sueños se hacen realidad! Yo procuro
escribir todos los días. Para hacer eso hay que amar intensamente la escritura
y sentirte bien en soledad. También es muy importante no desmoralizarse. La
mayoría de días no me convence lo que escribo, pero intento no pensar demasiado
en eso y simplemente continuar. Stephen King tiró a la papelera las primeras
páginas de Carrie. Lo que había
escrito no le convencía nada. Las rescató su mujer. ¡Y menos mal!
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